Cuando en 1989 una educadora islandesa decidió separar a los niños y niñas en los colegios muchos lo vieron como un regreso al pasado.
Margrét Pála Ólafsdóttir es una educadora feminista y la creadora del método Hjalli, un currículo que separa a niños y niñas la mayor parte del día.
La idea es desmontar los prejudicios y debilidades de cada sexo: a los chicos se les refuerza que deben comunicarse y hablar más sobre sus sentimientos y a que se hagan cargo los unos de los otros. A las niñas se les anima a ser asertivas y hacer gala de su resistencia física.
30 años después, 14 jardines de infancia y tres escuelas primarias en Islandia aplican este método, que ha obtenido la mayor distinción del país por su innovación educativa, pese a que esa separación entre niños y niñas es muy criticada y ha sido desterrada de los sistemas educativos de muchos países.
Pero Ólafsdóttir defiende su modelo y sus ventajas, y asegura que la educación de género es igual de importante que aprender ciencia o matemática.