Contrariamente a lo anterior, un claro ejercicio de segregación lo practican quienes se obstinan en no dar libertad a los padres para que elijan la educación que prefieren para sus hijos, marginando y obligando a quienes optamos por este sistema a acudir a un colegio privado o resignarnos a no poder ofrecérsela a nuestros hijos.
Afirma, erróneamente, que los trabajos que demuestran mejores rendimientos académicos están realizados en colegios de élite, conclusión contraria a numerosos estudios realizados por entidades de prestigio y la práctica en escuelas públicas de varios países de nuestro entorno, a los que se puede acceder vía internet.
Concretamente EE UU, con el objeto de disminuir la tasa de fracaso escolar, ha desarrollado un plan denominado «single sex», que ha puesto de manifiesto que este tipo de formación disminuye las diferencias sociales. En 2001, se aprobó la Ley «No Child Left Behind Act» (Que ningún niño quede atrás), que hizo posible que los centros de educación pública incorporaran programas de formación diferenciada. En menos de 10 años los centros públicos de estas características superaron el medio millar, con resultados muy positivos.